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Integrándonos con el mundo: Diálogos por el Gran Chaco

Alejandro D. Brown, Fundación ProYungas

«La necesaria mayor visibilidad del Gran Chaco será resultado del esfuerzo conjunto articulado entre los distintos sectores de la Sociedad, con una visión transfronteriza y de complementación entre los gobiernos nacionales y sobretodo subnacionales de la región, para alcanzar el desarrollo de políticas ambientales que fomenten la inclusión social y la preservación articulada de los bienes y servicios naturales del Gran Chaco»

Durante los días 26, 27 y 28 de octubre se sucedieron una serie de tres eventos que a distintas escalas abordaron la temática de la ampliación de la frontera agropecuaria en el Gran Chaco y como esta ampliación e intensificación de las actividades productivas puede implicar nuevas oportunidades para preservar los bienes y servicios de la naturaleza en esta ecorregión.

La ecorregión del Gran Chaco con sus 100 millones de hectáreas que compartimos con Bolivia y Paraguay y un poco con Brasil, es uno de los grandes ecosistemas forestales de Sudamérica. Al presente más del 20% de la ecorregión está transformado para actividades productivas intensivas, pero gran parte de su superficie está sometida a distintas actividades productivas de menor intensidad, tales como la “ganadería de monte” como la extracción de productos forestales (durmientes, leña y carbón, postes y trabillas). A pesar que la transformación de este ambiente aún no es muy grande, en países como Paraguay y Argentina, más del 90% de la ampliación de la frontera agropecuaria se concentra en esta ecorregión.
Hasta relativamente tiempos recientes, esta ecorregión ha estado marginada y se ha puesto poca atención en la misma, incluyendo los esfuerzos para su protección efectiva, particularmente en Argentina. Tal es así que menos del 5% se encuentra en áreas protegidas y las mismas son pequeñas y no pudiendo garantizar por sí mismas el mantenimiento de su biodiversidad a largo plazo. Además se encuentran aisladas entre sí y aún no hay un diseño de corredores ecológicos implementados en los territorios que asegure la conectividad entre las mismas. En ese sentido es sumamente importante el rol del sector productivo para sumar superficie de protección efectiva (privada y comunitaria) y para garantizar el flujo de biodiversidad a través de la matriz productiva.

Qué piensan los productores?

Durante el primer panel se abordó la mirada desde los productores destacándose el fuerte apego a la tierra, que proviene de la fuerte tradición familiar en muchos casos y que incluye verdaderas odiseas y aventuras humanas en el proceso de colonización y producción. También se hizo hincapié en los esfuerzos de mejora continua y en la variación a través del tiempo de las premisas sobre las prácticas productivas y los sistemas de certificación. Estos últimos surgieron como una forma de contribuir al desarrollo de prácticas más amigables con el ambiente y atentas de las demandas sociales e incremento de la eficiencia tanto energética como productiva. Sin embargo existe el riesgo de que estas certificaciones “le den la espalda” a estos sistemas productivos inmersos en ecorregiones de alta valoración ambiental y social como el Gran Chaco, dada la necesaria transformación de sistemas naturales y las frecuentes tensiones y conflictos territoriales derivados muchas veces de este proceso de ampliación. Se presentó el modelo de “Paisaje Productivo Protegido” como una alternativa novedosa y en franco crecimiento que vincula positivamente el desarrollo productivo con la preservación de la naturaleza a escala de paisaje, modelo que empieza a implementarse en la región chaqueña.

Políticas públicas y privadas, potencialidades y limitaciones.

Un desafío importante en los países que contienen a la región del Gran Chaco es la limitada credibilidad y cumplimiento de las leyes, países donde más del 80% de la población descree de su implementación y eficacia, poniéndose en duda el interés y la capacidad institucional para su cumplimiento, frente a un marco normativo abundante y creciente (“inflación legislativa”). Por otra parte las políticas privadas son muy dinámicas, muy atentas a lo que dictaminan los mercados del mundo, con gran capacidad de innovación y de implementación de acciones que permitan dar señales positivas asociadas a sus actividades.

Se remarcó también la necesidad de tener una mirada sistémica y en ese sentido la consolidación de normas técnicas puede ser una oportunidad para estimular y sustentar cambios, remarcándose la importancia de generar espacios de diálogo más que incrementar dictado de leyes con escaso sustento técnico. Esta necesidad de acordar mejores y más visibles prácticas debería estar asociado también a un mayor y mejor posicionamiento de los consumidores a la hora de elegir que productos adquirir, priorizando aquellos provenientes de espacios productivos que han articulado mejor la producción con la naturaleza y el contexto social (Paisajes Productivos Protegidos -PPP-, Manejo de Bosque con Ganadería Integrada -MBGI-, Empresas B).

Se entiende a la sustentabilidad como un proceso de alta complejidad, que se asienta en la institucionalidad creciente, en la articulación y diálogo entre sectores que comparten un territorio, que van generando experiencias y conocimientos que se implementan (pilotos), se expanden y que puedan concluir en una norma o marco legal consensuado. Hay que comprender que estos procesos que buscan la sustentabilidad de las actividades implican mirar al largo plazo, aprender a soportar frustraciones, basarse en la prueba y error, que las soluciones se basan en intereses particulares y que deben implicar una mayor colaboración entre el sector privado y el público.

Un tema que se resaltó fue la contribución del sector privado a la preservación de espacios naturales incluidos dentro de sus patrimonios, indicándose para el sector de plantaciones forestales una relación de casi 1/1 entre hectáreas cultivadas y hectáreas protegidas, asociado a esto también, una creciente capacitación y organización de las instituciones que representan a los distintos sectores productivos, incluyendo la creciente profesionalización en las actividades que involucra la reducción de todo tipo de riesgos (laborales, ambientales, sociales). Avanzar en la sustentabilidad implica reducir la informalidad, cumplir las leyes, avanzar en la institucionalización de las cadenas, y fomentar los procesos de ordenación y planificación de los territorios. En ese sentido se observa para el sector forestal, una clara y tajante diferencia entre estos atributos en la actividad asociada al desarrollo de las producciones basadas en plantaciones, comparadas con las actividades provenientes del aprovechamiento del bosque nativo, incluyendo en esta dicotomía a los recursos provenientes del Gran Chaco.

Se resaltó la importancia de considerar a los espacios territoriales como “Bienes Públicos de Calidad” que impliquen el compromiso de promover la equidad social y la innovación que aportan las empresas, la territorialidad que aportan las organizaciones de la Sociedad Civil y el Estado que garantiza la gobernanza territorial, asumiendo que en una región transfronteriza como el Gran Chaco, existen distintos modelos de organización del Estado que deben ser considerados a la hora de pensar en estos procesos de planificación y ordenamiento de los territorios. Sin embargo a pesar de estas diferencias se consideró la importante impronta del “ser chaqueño” que va más allá y supera las diferencias institucionales nacionales. Se resaltó también la organización de las instituciones de la Sociedad Civil de los tres países de esta ecorregión que se nuclean en un colectivo denominado “Redes Chaco” que impulsa procesos institucionales tales como el “Foro de Representantes del Gran Chaco”, como de espacios de trabajo en distintas comisiones de la ZICOSUR, como así también los “Encuentros Mundiales del Gran Chaco”, evento en el que se marcó el presente seminario.

Finalmente se resaltó la importancia de generar espacios que promuevan la confianza entre sectores, la necesidad de articulación público-privado para lograr dar escala a las buenas prácticas y compromisos, y generar las necesarias sinergias entre los usos tradicionales del espacio chaqueño que involucra a un 60/70% del territorio, con las nuevas e intensivas actividades productivas destinadas a los mercados internacionales.

Cómo alcanzar impactos a escala global?

Está claro que las distintas ecorregiones en Sudamérica tienen distintas historias de colonización, uso y transformación de sus espacios naturales. En ese contexto el Gran Chaco se ha incorporado recientemente a la producción intensiva destinada a la producción de alimentos y productos orientados a satisfacer la demanda del comercio nacional e internacional. Alrededor del 20 al 25% de su territorio ha sido transformado pero el resto es ocupado por actividades de uso tradicional que incluyen la agricultura familiar en pequeña escala, la ganadería de monte, y la caza y recolección (“marisca”) por comunidades originarias muy abundantes y diversas en el ecorregión. Todas estas actividades se han venido haciendo cargo en distinto grado y forma de la preservación de la naturaleza en los entornos productivos y son las que mantienen la capacidad de la recuperación deseada de la naturaleza y que colocan al sertor productivo como parte de la “solución” de los importantes desafíos ambientales de la ecorregión epicentro del Cono Sur de Sudamérica, que representa en la actualidad uno de los más importante núcleos de producción, biodiversidad y riqueza étnica del mundo.

Sin duda debemos mostrar estos atributos al mundo y debemos hacerlo de una manera clara y transparente, que permita garantizar esta alianza positiva entre los diferentes intereses humanos y se señaló a “AGROIDEAL” (https://soja.agroideal.org/ar/) como una herramienta adecuada en ese sentido. Esta herramienta sustentada en mapas temáticos de calidad permite visualizar el contexto ambiental y social de la procedencia de los productos de la región chaqueña de Argentina y permite a los compradores de soja principalmente, de una manera sencilla evaluar los “riesgos” de adquirir productos de determinadas zonas del Gran Chaco. La realidad es que una fracción minoritaria de la soja producida en Argentina proviene de zonas críticas (menos del 10%) y que nuestro país a través de la “Ley de Bosques” ha realizado una apuesta fuerte comprometiéndose a preservar alrededor del 80% de superficie forestal actual. Pero debemos generar e impulsar plataformas que permitan seguir, monitorear y asegurar la trazabilidad a lo largo de su cadena de valor de la producción de una manera clara y acorde al marco normativo nacional, asegurando alcanzar la “Cero hectáreas desforestadas” ilegalmente asociada a estas producciones de interés internacional (Iniciativa VISEC: Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino).

El objetivo entonces es transformar o visualizar a estos espacios chaqueños como “Paisajes bioalimentarios” que permitan vincular positivamente los espacios destinados a la preservación de la naturaleza con aquellos destinados a distintas producciones, a distintas escalas espaciales, garantizando heterogeneidad ambiental, diversidad de producciones e integración social y productiva.

El esfuerzo de preservación es claramente contrastante entre los diferentes países de la región chaqueña encontrándose los núcleos formales de conservación más grandes e importantes en Bolivia y Paraguay, siendo Argentina claramente insuficiente a este respecto, debiéndose generar modelos innovadores entre los que se pueden incluir a las “Áreas de Gestión Compartida” como las impulsadas por la ZICOSUR (Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur).

Sin duda la ZICOSUR representa un espacio de articulación institucional regional sin comparación, nucleando a más de 70 estados subnacionales incluyendo gran parte de la región del Gran Chaco, impulsando acciones de capacitación, integración y fomento de articulación de normativas ambientales regionales. Esto último en el seno de la Comisión de Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Sustentable que cuenta con la participación activa de organizaciones de la Sociedad Civil. Esta participación de las OSC ha sido fomentada y financiada por varios proyectos apoyados por la Unión Europea y en ese sentido esta institucionalidad internacional es clave en las futuras acciones de integración y generación de una plataforma intersectorial con foco en la región chaqueña transfronteriza y que a nivel de Argentina se expanda en la dimensión del “Norte Grande”, región que involucra a las 9 provincias del norte del país.

La necesaria mayor visibilidad del Gran Chaco será resultado del esfuerzo conjunto articulado entre los distintos sectores de la Sociedad, con una visión transfronteriza y de complementación entre los gobiernos nacionales y sobretodo subnacionales de la región, para alcanzar el desarrollo de políticas ambientales que fomenten la inclusión social y la preservación articulada de los bienes y servicios naturales del Gran Chaco y que ello implique una mayor articulación con el resto del mundo en los temas comerciales, pero también en el intercambio entre experiencias, conocimientos y vivencias con regiones de similares condiciones socioambientales.

En definitiva un paso más, importante, en la dirección de la integración y de la planificación estratégica de largo plazo. Más naturaleza, más producción, más integración territorial. Estas son las metas a alcanzar por un Gran Chaco que despierte el interés y una mirada positiva del mundo.

Panelistas que participaron de los diálogos: (*)

  • Stefan Isaak, Cooperativa Multiactiva Neuland, Paraguay
  • Lucas Elizalde, Anta del Dorado SA, Argentina
  • Paola Díaz, Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID)
  • Ana Andreani, RTRS Argentina
  • Yan Speranza, Fundación Moises Bertoni, Paraguay
  • Marcelo Naval, INTA, Argentina
  • Agustín Mascotena, Solidaridad, Argentina
  • Claudia Peirano, Asociación Forestal Argentina (AFOA)
  • Liliana Paniagua, Redes Chaco, Argentina
  • Gustavo Idigoras, Cámara Industrial Aceitera Argentina/Consejo Agroindustrial Argentino
  • Felipe Mendieta, Gobierno Santa Cruz, Bolivia
  • Javier Beltrán, The Nature Conservancy (TNC), Argentina
  • Mariano Fernández, ZICOSUR, Argentina
  • Luca Pierantoni, Delegación UE, Argentina
  • Alejandro Brown, Fundación ProYungas, Argentina
  • Sebastián Malizia, Fundación ProYungas, Argentina

(*) Los Diálogos del Gran Chaco fueron realizado en el marco de los Land Innovation Dialogues (LID), iniciativa internacional que lleva a adelante el Land Innovation Fund (LIF) de la mano de organizaciones locales, en este caso de la Fundación ProYungas.

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Por ProYungas - 19 / 11 / 2021