Noticias

,

Anoche tuve un sueño…

Alejandro Diego Brown, Fundación ProYungas, St Lucia Caribe, Julio 2025.

Anoche tuve un sueño, en medio de una noche del “invierno” caribeño, después de un día lluvioso y gris del trópico insular. Mar, cielo, nubes, vegetación, personas, todas eran tonalidades de grises, una penumbra que fue avanzando hasta la inmensidad profunda de la noche marítima. Profundidad y oscuridad absolutas.

Los personajes en el sueño aparecían y se iban sumando por un estrecho sendero de palmeras, árboles, humedad, no podíamos vernos todos al mismo tiempo. Como una secuencia histórica los rostros se iban iluminando, pensativos, colaborativos, interrogados. Ahí estaban los compañeros del trabajo cotidiano, los entusiastas funcionarios de cooperación, los académicos de mirada adusta, reflexiva e inquisidora, todos estaban ahí, caminando por una estrecha senda atemporal, sintética de tantas vivencias, de tantos esfuerzos, satisfactorios y frustrantes, todo tenía su lugar, su rostro interpelante, pero estimulante a la vez.

Quizás ese conjunto dispar de conocidos de distinta intensidad, todos estaban para reconstruir colectivamente y de alguna manera evaluar una trayectoria, la mía sin duda, al fin es tiempo de hacerlo.

Los tiempos del armado de un espacio temporal destinado a empaparme de naturaleza mensurable y a la generación de información útil y de sumar colegas en ese objetivo que nos trasciende, pero sobre todo nos da la dimensión correcta de lo que vale la pena y de lo que no vale el esfuerzo. En el camino de la búsqueda de la esencia, el camino es tortuoso y lleno de alternativas prometedoras y también ciegas, inconducentes, pero que riegan e iluminan un camino que bien vale recorrerlo y que otros seguirán recorriendo, aportando.

En las montañas de verde oscuro “la selva verde y elástica” dicen que piensa y se acomoda en una dura convivencia con quienes requieren de ella lo necesario, sólo lo necesario, para llevar una vida simple, aislada, telúrica, llena de cotidianidad, de interrogantes e incertidumbres. Abrazamos esa causa quizás mezclando la sorpresa por lo muy diferente, por la búsqueda de ese inexistente equilibrio entre lo silvestre y lo profundamente humano. Una búsqueda comprometida y persistente de quienes necesitan ser vistos y escuchados. Quienes persisten en los territorios en un vínculo estrecho y asimétrico con lo natural.

Las dimensiones abruman, nuestras incapacidades para hacer la diferencia también. Dónde está la escala adecuada, la magnitud que hace la diferencia. ¿Quién permite generar los cambios necesarios? Una búsqueda compleja, llena de obstáculos, de los desafiantes y de los otros, los que sólo están para dificultar, para retardar, pero cuyo destino final es la nada misma. Dificultan, pero no perduran, esa es la maldición de los procesos, el tiempo los va limando. La fuerza que mueve el mundo es la misma que debemos sumar para incidir en la magnitud requerida. Sin eufemismos ni falsas dicotomías. Con la confianza que trae el tiempo y el trabajo conjunto.

En todos estos pasos que asumo reflejados en los rostros de este sueño profundo, tropical y estimulante, pude confrontar momentos, sentimientos y sentir que todos ellos fueron valiosos, todos debieron estar en el momento, generando un proceso que bien vale la pena haberlo vivido y sentido. Pero el tiempo, implacable, no da tregua.

Anoche tuve este sueño que me interpeló y me llevó a una obligada reflexión. El mismo sueño generó esa instancia donde todos, ya fuera de este sendero intrincado, pudimos vernos las caras. En ese flash grupal se enciende la mecha de lo posible, de lo colectivo, del encuentro y del diálogo, como una forma de trascendernos, de ir más allá, sobre lo hecho, visualizando lo que falta, la búsqueda que nos fortalece, que por supuesto continúa, más allá de este sueño inquisidor. 

La vida es sueño dijo alguien alguna vez, vivimos de sueños, algunos imposibles, otros realizables. ¿De qué vale la vida si no podemos soñar con grandeza, compromiso y exposición?. Toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son, todos sueñan lo que son, aunque a veces no se entienda. Que es la vida sino ficción…, dijo alguna vez Calderón de la Barca en su célebre poema.

Por ProYungas - 29 / 07 / 2025