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El legado…

Alejandro D. Brown, Fundación ProYungas, Ushuaia Abril 2025

Hace doscientos años exactamente un grupo de doscientos veinte escoceses (entre los que estaba mi tatarabuelo) viajaron desde sus lugares de origen hacia el “Río de la Plata”, un ignoto pero prometedor lugar, para encontrar una salida quizás desesperada a circunstancias locales poco propicias. Recorrieron por espacio de 60 días, entre mayo y agosto de 1825, mares bravíos y desconocidos, en un buque a vela, el Symmetry, con la esperanza, pero también el temor de lo que estaba por delante. Quizás algunos, sino todos, subían a un barco por primera vez y seguramente por momentos pensaron que nunca llegarían a destino.

Al llegar finalmente a tierra firme, en este remoto, en aquellos tiempos, lugar de Sudamérica, cantaron “Auld Lang Syne”, una tradicional canción escocesa que se suele traducir como “por los viejos tiempos”, que seguramente cantaban con la añoranza de un mundo dejado lejos y que (como fue en muchos casos) jamás volverían a ver.

Hace unos pocos días se recordó con solemnidad en el campus del Colegio Escocés San Andrés en San Fernando, este histórico viaje y un puñado de descendientes de esos pioneros escoceses, entonamos esta canción en recuerdo de ese esfuerzo, pero también con la convicción que este desafío continúa, porque la meta a alcanzar aún está lejos, que no es otra que posicionar a este territorio como uno de los sitios de vanguardia en el mundo.

En aquellos años se pensaba en el desarrollo agropecuario como la gran oportunidad, hoy debemos asociar este desarrollo que Argentina alcanzó con creces, con la protección del capital natural. Un capital que se mantiene intacto en muchos espacios de nuestro país y que requiere de esfuerzos de mejora y restauración en muchos ámbitos de nuestro territorio y que sin duda debemos llevarlo a cabo con quienes producen y viven en estos paisajes productivos.

Ahora de visita en Tierra del Fuego, “en el último confín de la tierra” como la recordara Lucas Bridges (uno de los primeros hombres blancos en nacer en la isla), no puedo dejar de pensar y visualizar esa armonía profunda entre producir y proteger el entorno natural en que dichas producciones están inmersas.

Pero aún más, cuándo pensamos el tremendo esfuerzo de estos pioneros de muchas nacionalidades, no podemos menos que reconocer que más allá de las muchas dificultades actuales, sin duda nuestro país ha dado importantes y significativos pasos adelante en la calidad de vida de nuestra cotidianidad, que es justo reconocer frente a los agoreros de un presente y futuro catastrófico que pareciera no vale la pena ser vivido.

Como lo desearon esperanzadamente nuestros antepasados, continuaremos apostando al desafío de contribuir hacia un futuro próspero para nuestro país y sus habitantes. Hoy más que nunca tenemos la oportunidad de introducir nuestros productos en un mundo ávido de ellos, por su calidad y por el vínculo con una naturaleza vibrante que los contiene y que a su vez garantizan su propia persistencia.

Por ProYungas - 5 / 05 / 2025