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Un viaje al pasado para promover el futuro: Dr. Miguel Lillo

Este lunes 4 de mayo se conmemora el fallecimiento del doctor tucumano Miguel Lillo (1862-1931) quien fuera un naturalista de condiciones poco comunes y durante medio siglo se dedicó a la investigación científica, alternando estas actividades con la docencia y la dirección de instituciones públicas.

Su interés particular por la distribución de la vegetación en la provincia de Tucumán lo llevó a desarrollar criterios fitogeográficos propios y novedosos. De su pluma salió un excelente mapa sobre la distribución de las plantas de esta provincia.
En 1930, poco antes de fallecer, donó todos sus bienes a la Universidad Nacional de Tucumán, con la cual se constituyó la Fundación Miguel Lillo, inaugurada dos años después de su fallecimiento.

El primer centenario del país, la visión de los tucumanos y la conservación de la naturaleza

Tucumán fue una de las provincias pioneras en la Argentina (y en el mundo) en planificar el desarrollo de sus áreas protegidas como una forma de enfrentar la pérdida de ecosistemas naturales asociado al desarrollo humano que empezaba a intensificarse. En ese sentido y con la mente activa y motivada por las cercanías de los festejos del Primer Centenario de la independencia de la Argentina, en un grupo de intelectuales, empresarios y políticos, entre ellos López Mañán, fue creciendo la idea de crear un gran Parque Nacional en Tucumán a semejanza de lo que estaba empezando a ocurrir en otras partes del país (Nahuel Huapi, Iguazú).

Uno de los primeros en aplaudir y adherir la idea fue Miguel Lillo quien consideró conveniente establecer el área protegida al sur de Tucumán, argumentando que allí se encontraba la vegetación forestal más exuberante del país y las posibilidades máximas de proteger la exuberante vegetación selvática y las principales cuencas hídricas de la provincia.

Un extracto final de la carta que Miguel Lillo escribe a López Mañan dice: “En fin, mi querido amigo, nuevamente lo felicito por la iniciativa y le ruego persista en ella, que si se realiza, en cualquier parte que sea, será de grandes beneficios, no diré para obtener un beneficio material, sino para la cultura del país ante todo”.

El Bicentenario, una nueva oportunidad para impulsar un ambicioso proyecto de conservación

Rescatando esta notable visión de estos tucumanos del primer Centenario, hoy a las puertas del Bicentenario de la República, algunas instituciones entre las cuáles esta Fundación ProYungas, se han propuesto retomar esta iniciativa para generar una gran área de conservación público/privada en las Sierras del Aconquija, como un homenaje a los tucumanos del primer Centenario y como legado a todos los argentinos.

La propuesta apunta a que nuestra provincia, con motivo del Bicentenario de la independencia, ofrezca al país la creación en las faldas del Aconquija de una importante área para la conservación de la naturaleza (principalmente selva de montaña o Yungas), sus recursos naturales y la biodiversidad, entendiendo que estas son parte complementaria del desarrollo de la sociedad (su producción, su expansión urbana, etc.) para asegurar su calidad de vida y asegurar la sostenibilidad de las actividades productivas del pedemonte tucumano. Esta gran área de conservación contribuirá a integrar los importantes esfuerzos de conservación que la provincia ha realizado hasta el presente en este territorio (Reservas de La Florida, de Los Sosa, Quebrada del Portugués, Los Alisos, Santa Ana, etc.) a lo que se sumarían importantes espacios privados que se incorporen en el marco de procesos de planificación territorial que potencien las actividades productivas en marcha.

En definitiva retomar los pilares del Primer Centenario donde académicos, empresarios y políticos discutían abiertamente el futuro del país.

Imagen tomada de taringa.net

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